lunes, 20 de diciembre de 2010

Scrooge se tropieza

No sé si ya les he contado en otra ocasión que hace mucho tiempo que yo no celebro las navidades, las padezco, y todo el lado comercial de estas-fechas-tan-señaladas me parece cutre a más no poder. Por eso, estos días de amor y de paz, yo suelo andar de un humor de perros, justificando así la presidencia vitalicia del Club de Scrooge que me honro en ejercer.

Bueno, pues comprenderán ustedes que en estas fechas, yo que soy una llorona compulsiva e irredenta, no suelto el llanto por nada de este mundo ni me siento invadida del espíritu navideño. Me levantaría de malas todas las mañanas, pero como veo las noticias en Milenio TV con Fernando Nuñez, pues eso evita mi mal humor a esas horas. No digo por el contenido de las noticias, sino por quién me las está diciendo. Lo que quiero decir es que Fernandito Nuñez es un muñeco que alegra mis madrugadas.

Para conectar lo que les quiero contar con este arranque de columna tan de mala leche, déjenme que les cuente que hace unos días, estábamos cenando y de repente me dice mi mater veneranda: mira, todos los huesos que le junté a Lola. Yo puse cara de susto y por unos segundos pensé que mi hermana había caído de la gracia de mi madre o algo así y que ya no era merecedora de una comida decente. Ya luego me aclaró mi mami que la tal Lola es una perrita de esas french poodle, bastante feíta que originalmente era la mascota de un vecino, pero que no se sabe por qué razones, la susodicha Lola ha decidido expandir su territorio y ha recalado en nuestra casa. Claro, como que desde la primera vez que se paró afuera de nuestro hogar y puso su cara de píchame un pan, mi madre se compadeció de ella y la ha estado alimentando con las sobras de comida.

Total, que ahora no hay modo de deshacernos de la pérfida chucha. Ustedes ya saben que a mi me gustan más los gatos y que los perros, salvo Panky, nuestro perro adorado que murió de viejito hace muchos años, a los demás cánidos no los soporto. No soy capaz de hacerles ningún daño, pero no me gustan los perros.

Como la Lola ignora todo esto, hace unos días salí de mi casa rumbo a la salida del fraccionamiento y apenas había avanzado unos metros me di cuenta de que la chucha iba a mi lado, decidida a acompañarme. Me detuve y le dediqué mi mirada de desprecio número 37, pero ella, ni caso. Di dos pasos y ella también dio dos pasos. Me detuve y la miré unos minutos a los ojos, y ella se detuvo y me sostuvo la mirada. Podría jurar que en esos ojos se reflejaba un sentimiento racional. Volví a caminar y ella también se puso en marcha alegremente. Total, que tuve la inmerecida dicha de que la babosa esta de la Lola me acompañara hasta la parada del autobús. Y mientras yo iba ciscándome en todos sus muertos, la chucha pegaba unos saltos insospechados en un ser de su mínimo tamaño, y me miraba yo diría que hasta con cierta alegría, y como diciéndome que no había nada que temer, que ella me acompañaría hasta donde fuera necesario.

Confieso que Scrooge dio un tropezón y sentí algo muy parecido a la alegría y despreocupación de otros tiempos y me sorprendí riéndome en voz alta de las cabriolas que hacía la Lola. Hombre, de repente la alegría se embosca y nos cae encima para hacernos pasar un buen rato y nos sirve para al menos por unos minutos, olvidar la terrible situación en que vivimos.

Siguen sin gustarme los perros, pero ahora hasta yo ando preocupada por qué le vamos a dar de comer a la Lola.

SECCION DEPORTIVA
Ganó mi amadísimo Real Madrid. Las pasamos canutas, pero ganamos. Desafortunadamente para mi alma futbolera, hay parones en todas las ligas del mundo, menos en la inglesa, creo, y no veré un juego de futbol decente hasta la primera semana de enero del año que viene. Por piedad, eso no se le hace a alguien como yo. Aunque todavía no entiendo cómo es que pudiendo haber agarrado el vicio de la lujuria, agarré el del futbol.

RINCON SENTIMENTAL
Mi muñeca sigue su romance a todo trapo y yo ya no sé si cortarme las venas o dejármelas largas. Solo espero que cuando le llegue el turno de que le rompan el corazón por vez primera, yo no tenga a la mano al pérfido, si no, ya se enterará ese mostrenco, gaznápiro lo que cuesta un peine. Ah, por cierto, el otro día vi una película de una madre interpretada por Libertad Lamarque. Todavía no llego a esas alturas de interpretación, pero me le voy pareciendo, je.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Cuando los hijos se van (o se empiezan a ir)

Ya en alguna otra ocasión les conté que mi hija ya se amarchantó a su primer galán y ahora anda por la vida instalada en su nube de color de rosa. O sea, cursi el numerito y todo. Yo, que soy una sufrida y abnegada madre moderna, le concedí graciosamente el permiso para que le diera el si al aspirante a pérfido. Digo, si le hubiera dicho que no, de todos modos ella se hubiera pasado mi negativa por el forro, así al menos me hago la ilusión de que todavía pinto algo en la vida de mi polluela.

Bueno, pues este fin de semana que acaba de pasar, mi hija me pidió permiso para aceptar la invitación que le hicieron de la familia del mini-pérfido para que fuera a comer a casa de ellos. Para ser sincera, yo me quería morir en Houston gritando puras leperadas, pero ni modo. Hice de tripas corazón y la dejé ir, previamente asegurándome de que la irían a recoger a la casa y posteriormente la llevarían de regreso.

Pues así se hizo. El padre del perfidito en potencia me pidió permiso personalmente para llevarse a mi muñeca a su casa por un rato, asegurándome que la cuidarían como oro en paño.

Yo, para qué voy a negarlo, me quedé como madre interpretada por Libertad Lamarque. Y entonces, me puse a reflexionar en las relaciones entre madres e hijas, y como el amor maternal y el vínculo que nos une con nuestras madres es, sencillamente, indestructible. Porque de lo único que estoy verdaderamente segura en esta vida es del amor que yo le tengo a mi hija y del amor que hay entre mi madre y yo.

Y eso es una maravilla, oigan, porque mi mater veneranda y yo no siempre nos llevamos bien. Todavía me acuerdo de aquellas batallas monumentales en las que no siempre salía yo perdiendo. O sea, que si mi Pinochet particular era buena para la guerra de guerrillas, yo no lo era menos y aquello requería a veces la intervención de la diplomacia neutral, llevada a cabo por mi adorado padre, que solía ponerse de mi parte en público, aunque en privado me ponía como chancla por haberme portado mal con mi madre.

De todos modos, mi dama de hierro particular no es una perita en dulce y nunca lo ha sido. En algún momento de mi infancia y mi adolescencia fui victima de su autoritarismo y de su soberbia. Ella mandaba porque era la madre, y punto. Y a mi, en mi condición de soldado raso me tocaba callarme y esperar a que cuando me tocara subir en el escalafón, podría desquitarme a mis anchas de la represión que intentaba ella ejercer en mi contra.

Suerte que con el tiempo viene la madurez y la maternidad ejercida cuando nos toca a nosotras, nos abre los ojos y nos permite una perspectiva diferente para juzgar las mismas cosas que hemos estado rumiando todos estos años y verlas bajo otra luz.

O sea, que ahora, mi mater veneranda no ha cambiado un ápice, pero yo sí. Y lo que no hice por las bravas, ahora lo hago nomás por el amor que le tengo a ella. Ahora me callo y dejo que la autoridad la ejerza quien tiene todo el derecho de ejercerla porque si no es por ella, yo no estaría aquí. Y si no hubiera sido por ella y por los ejemplos que nos dio, yo sería de otro modo. Y no quiero ser de otro modo, a mi me gusta ser como soy. Y esa firmeza se la debo a ella, porque si nos hubiera educado mi papi nada más, olvídense. Mi papi era un barco inmenso y era ella la que tenía que poner orden y la que nos traía de la rienda. Y más a mi, que era levantisca y vocinglera, como revolucionaria o mosquetera francesa.

El círculo vicioso de que así como nos educan educamos nosotros, creo que ya lo he roto. Yo a los quince años no me atreví nunca a decirle a mi madre que ya tenía novio y en cambio, vean a mi hija, despidiéndose de beso del galán a la puerta de mi casa. La verdad es que el drama que le hago a mi hija es de pura broma. Estoy consciente de que el próximo mes cumple 16 años y que ya a partir de ahora mi papel en su vida irá reduciéndose. No diré que estoy que me muero del gusto, pero vamos, también es bueno aceptar que se van cumpliendo las etapas de nuestra vida juntas. Lo he hecho lo mejor que he podido y andando el tiempo, a lo único que aspiro es a que mi hija me siga queriendo mucho y me perdone mis defectos, así como yo quiero a mi madre y le he perdonado los de ella.

Y hablo de perdón en el sentido de que a veces, las madres abusamos de la autoridad y los hijos son víctimas de ciertas injusticias. Por todo eso, mi conciencia está en paz y no le guardo a mi madre ningún rencor. Al contrario, quiero que disfrute el tiempo que le queda y que la vida le sea muy agradable, que ya le toca disfrutar y dejar de sufrir.

Resumiendo, que es gerundio: quiero ser una buena hija, la mejor. Y quiero ser una buena madre. Mi hija tendrá la última palabra en cuanto a esto último, pero tengo fundadas esperanzas de que me ganaré ese premio.

SECCION DEPORTIVA
Mi amado Real Madrid le ganó al Zaragoza. Nada reseñable, porque la tragedia hubiera sido que nos ganaran ellos a nosotros. De todos modos, yo sigo exigiendo venganza. Que muera el Farsa! Mi marido Mou no parece muy contento con Karim Benzema y eso me trae algo preocupada. Bueno, lo que diga Mou.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Scrooge no puede entrar en funciones

Pues con la novedad de que Scrooge no puede entrar en funciones. Mecachis! Ahora que yo ya tenía la espada afilada y desenvainada para quejarme de los tumultos navideños, de los anuncios cursis, de las tiendas llenas, etc., y nada, tú, que me dejan con los crespos hechos.

Las condiciones de vida en nuestra maltratada ciudad han cambiado tanto, que de aquella urbe que no dormía ni en las noches, ya no queda nada más que el recuerdo. A las 8 de la noche la mayoría de los comercios están cerrados y la gente se encierra en sus casas igual de temprano en un intento de presentar un blanco menos fácil para los malandros que abundan en estos tiempos.

La televisión no ha empezado aún a pasar anuncios de juguetes como los que ya era tradición que pasaran años atrás. Y de eso me acuerdo muy bien porque la mía figlia solía pedir absolutamente todos los juguetes que veía anunciados. Suerte que el gordo amarrete de Santa nunca le cumplió el caprichito.

Entonces, como no hay anuncios cursis ni tumultos navideños protagonizados por señores y señoras enloquecidas en pos de los mismos artículos en las tiendas, pues el pobre Scrooge no puede empezar con su martirio. Pero tengo fe en nuestro sufrido pueblo. A pesar de la crisis económica y de los cada vez más originales intentos de extorsión, sé que remontaremos y que en el día en que tenga yo que salir por fuerza de mi cueva a mezclarme con el peladaje, ese día me encontraré con toda la población que aún tenga un mínimo de poder adquisitivo, bloqueando avenidas y estacionamientos, y entonces me daré el gusto de blasfemar en arameo y de ciscarme en sus muertos más frescos y recordarles a toda su parentela.

De por si, que a mi no me gusta estar en lugares concurridos, y menos ahora, que con esta situación en la que vivimos, vaya uno a saber quién le toca de compañero de masacre.

WIKILEAKS
He estado siguiendo con atención lo de los cables diplomáticos estadounidenses que ha filtrado el ahora famosísimo Julian Assange, fundador del portal Wikileaks y de la respuesta de los gobiernos supuestamente afectados por tales filtraciones en contra de Assange. Me llama mucho la atención que las democracias occidentales, sobre todo las del primer mundo, se sientan afectadas por los chismes que contienen los cables difundidos en lugar de haber notado que lo más grave del asunto no es eso, sino la débil vigilancia que se ejerce sobre los analistas que tienen acceso a esta información confidencial.

Porque, para qué nos hacemos, en esos cables no hay nada que no supiéramos o sospecháramos desde antes. A mi no me sorprende confirmar lo que los gringos piensan de otros gobiernos supuestamente aliados. Vamos, no se llega a ser el país más poderoso del mundo sin tener algo de basura escondida debajo de la alfombra. A ver si nos vamos a creer la propaganda estadounidense que dice que ellos y solo ellos tienen la autoridad moral para intervenir en todos lados por la buena o por las bravas.

Así que, como dice mi mater veneranda, ellos solos se hicieron de delito. La respuesta desproporcionada en contra de Assange pone en evidencia que más que una preocupación legítima por la seguridad nacional, lo que los gerifaltes occidentales no soportan es que haya una persona en el mundo que haya osado oponerse a sus designios.

Las acusaciones de acoso sexual en contra de Assange enderezadas en su contra por una espía cubana y una maruja sueca o algo así, me suenan a un intento de darle leña al mono atacando su dudosa moral. Como si la moral de los acusadores no fuera tan elástica como la del propio Assange. No te jode.

Les adelanto que voy a escribir algo sobre una película que acabo de volver a ver, que se llama Cruzada, con Orlando Bloom. En su momento fue un fracaso de taquilla, pero la verdad es que el contenido es mucho más profundo de lo que parece a simple vista. Además, las locaciones están preciosas y sale uno de mis novios, Liam Neeson.

SECCION DEPORTIVA
Mi corazón madridista está en terapia intensiva después de la paliza que nos puso el Farsa. Ese 5-0 es de los que dejan cicatriz y yo ya solo vivo para la venganza. Mi marido Mou tiene la última palabra.

En memoria de nuestro amado Germán, les recuerdo que HOY TOCA.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Crónica de un fin de semana

El sábado a las 6:00 de la tarde me disponía a ver el partido de mis amadas Aguilas vs. Santos Laguna. Ya sé que a casi nadie le gusta el fútbol, pero a mi sí y como este es mi blog, pues hablo de lo que me da la gana. Bueno, pues resulta que el sábado, como les contaba, me puse a ver el partido y a continuación transcribo lo que sucedió:

Mi hija estaba haciendo un trabajo en la computadora, o sea, que por obra de la casualidad, esta vez iba a ver el futbol acompañada. Bueno, pues que dan las alineaciones, y como el juego de ida fue el jueves pasado, yo había leído que Angel Reyna se había lesionado y que supuestamente no iba a jugar este partido, así que me sorprendí genuinamente cuando vi que Lapuente alineaba a Reyna. Luego me fijé en las tribunas y hasta le comenté a mi hija: oye, hay mucha gente del América en Torreón.

En fin, que empieza el partido y empieza el sufrimiento. Me di cuenta, como águila real que soy, que tenemos una defensa muy guanga, que si no está Aquivaldo Mosquera nos va del nabo y a veces, aunque esté él nos va del nabo igual. Carecemos de un medio campo medianamente solvente, no tenemos goleador desde que nos balacearon a Salvador Cabañas y comprobé que a Vicente Sanchez le hicieron mal de ojo en Alemania o algo así, porque no es el mismo que jugaba con Toluca.

Pero todo esto nos está bien empleado, porque el dueño de las Aguilas ha dejado el equipo en manos de gente que será muy competente para otras cosas, pero que no sabe escoger jugadores ni entrenador. Llevamos varios años siendo el hazmerreir de la liga y el club se ha convertido en un puterío que no hay quien lo arregle. Y cuando tenemos oportunidad de comprar buenos jugadores como en el pasado draft que estaba disponible Damián Alvarez, dejamos que se lo llevaran los Tigres y nosotros compramos a ese crack que se llama Vicente Matías Vuoso. O sea, que todo está muy mal hecho y por eso digo y sostengo que nos merecemos lo que nos está pasando.

Pues bueno, el Santos Laguna anotó y a mi ya me estaba dando el yeyo, cuando a los pocos minutos el bueno de Angel Reyna anotó para mis Aguilas. Bueno, me dije yo, de perdidos al río, empate a uno y luego ir a sufrir a Torreón, no hay más. Conforme seguía el juego yo veía que el Santos Laguna era muy superior a mis Aguilas. Christian Benitez y Carlos Darwin Quintero son unos verdaderos cracks, y nosotros no tenemos de esos, oyes.

Y en esas estaba yo, sufriendo como perro café, porque veía que nos iban a eliminar y que no íbamos a meter ni las manos, cuando escucho a uno de los comentaristas decir que al Santos le convenía el empate, porque al fin que todavía tenían 90 minutos más para resolver el trámite en su estadio. ¿Ein? ¿Pues que no era este el partido de vuelta? Y que me fijo bien y no, en efecto, no era el partido de vuelta. ¡Era el partido del jueves que Televisa estaba repitiendo! Y yo sufriendo de a gratis. Mi hija se burló de mi sin piedad, como ya se imaginarán. Me dijo: pues con razón hay mucha gente del América en el estadio, si están en el Azteca!! Estás peor que Dory, me dijo, la muy degenerada.

Pues me adelanté al sufrimiento, porque ayer que sí fue el partido de vuelta, sí metimos las manos, pero con todo y eso, quedamos eliminados. ¡Fuera Bauer y Ordiales del América!!
Los americanistas queremos dimisiones ya! Yo me hago del Toluca.

Además les cuento que ayer me di cuenta de cuánto hemos cambiado con las experiencias que nos ha tocado vivir en esta sufrida ciudad. Resulta que mi hija me comentó lo siguiente, y cito textualmente: ya no quiero que me dejes ir a la casa de mi amiga en Año Nuevo, porque fíjate que hay rumores de que quieren matar a los sobrevivientes de la masacre del 30 de enero.

Yo me quedé patedefuá. En mis tiempos, para hablar de masacres, teníamos que remontarnos a la masacre de Tlatelolco, en 1968, o más atrás, a las masacres perpetradas por los nazis. Y ahora, esa palabra tan horrible suena cotidianamente en las conversaciones de la gente joven, como mi hija. Qué panorama más desolador. Y pobre de mi criatura, que le ha tocado vivir su adolescencia en estos tiempos tan funestos. ¿En dónde están los conventos del siglo XVII, cuando hacen falta?

SECCION DEPORTIVA
Hoy juega mi amado Real Madrid contra el Farsa. Los madridistas de bien confiamos en mi marido Mou, en quien hemos puesto todas nuestras complacencias. Si los dioses del futbol me conceden la victoria de mi equipo, por goleada, si puede ser, ya no voy a pedir nada más en lo que resta del año, je. Lástima que nos toque visitar la porquería esa de estadio donde arrojan cabezas de cerdos con toda impunidad. En fin, que Dios reparta suerte y que le toque toda al Madrid.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Los prófugos de Herodes

Hace unos días estaba yo en acreditada farmacia, que por lo mismo que es muy acreditada, estaba llenísima. Con lo desesperada que yo soy en cuanto me veo rodeada de mucha gente, ya se podrán imaginar que no estaba yo precisamente personificando a la alegría de la huerta. En fin, que mientras hacía yo fila para pagar, me tocó ver a una señora que traía dos criaturas, una de cada mano. Los mini-perfiditos en cuestión eran una chiquilla como de unos 6 años, y un mocoso como de unos 3 años, o algo así. El caso es que, mientras la mamá estaba en la fila comiéndose los mocos, esto es, con la mirada en todas partes menos en los polluelos, éstos se dedicaban a pisotear a la gente que tenía la mala fortuna de pasarles por un lado, a sacar cosas de las bolsas de la compra que traía la mamá, y que había dejado en el suelo; a agarrar cajas de medicina de las que están en el mostrador externo, etc., o sea, los dos lepes estaban haciendo perrería y media y la madre se veía incapaz de poner a los mocosos en orden.

En eso estaba yo meditando cuando la muchachuela le arreó un soplamocos al hermanito que lo sentó en el suelo del impacto. El niño claro, empezó a llorar, y yo interesadísima, esperando a ver qué hacía la madre. La pobre mujer intentó regañar a la Thatcher en miniatura, pero ésta, ni caso. Yo creo que la mujer de buena gana les hubiera dados unos pellizcos a los dos chiquillos, pero como ahora está muy mal visto el castigo corporal en las huestes infantiles, pues se aguantó y mientras, la mocosa, abusando de su tamaño y de su fuerza le estaba poniendo al hermanito una somanta de palos que Dios guarde la hora.

Hay que ver cómo prometen algunos, pensé yo. Esta pequeña va que vuela para lideresa sindical o algo igual de tenebroso. Y entonces, por asociación de ideas, pensé que qué injusta ha sido la historia con Herodes, oigan. Juzgado como asesino de niños por la rebajita del censo que hizo en Belén, es la hora que el pobre hombre no se ha podido sacudir tan negra fama. Pero vamos, que ya entonces Herodes sabía que había que acabar con los pequeños cabrones antes de que crecieran y se le amontonaran en las calles protestando por vaya uno a saber qué.

Porque los niños serán muy bonitos cuando nacen, pero en cuanto crecen poquito y ayudados por la mala crianza que reciben, dan rienda suelta a sus malos instintos y empiezan desde esa tierna edad a engrosar las filas del bajo mundo delincuencial. Digo yo que también Stalin, Mussolini y demás crápulas que en el mundo han sido, también habrán sido niños en algún momento de su vida, ¿no?

Además, yo creo que no fueron tantos los chiquillos a los que despachó el rey judío. Porque situándonos en la época y contexto de Herodes, no creo que Belén tuviera siquiera la tercera parte de población que tenemos en nuestra sufriente ciudad, por ejemplo. Y menos con la expectativa de vida que existía en ese entonces, en que las mujeres por decir algo, empezaban a parir muy jovencitas y ya para los 30 eran poco menos que envoltorios vacíos, listas para ir a reunirse con su creador en cualquier momento. Y con los mocosos ni se diga, porque eran muchas las enfermedades infantiles de las cuales no se tenía ni idea, menos cura. Así que tomando en cuenta todo esto, yo creo que los inocentes degollados en Belén no habrán pasado de unos 20 o 30. Desde entonces al día de hoy, muchísimos niños más han muerto en todos los continentes por diversas causas, como hambruna, infectados de Sida al nacer, etc., o sea, y por ellos nadie ha hecho ningún escándalo ni se ha condenado al oprobio eterno a nadie. Lo de Herodes ya es caso de mala fama. También es mala suerte que le haya tocado reinar a él justo cuando los evangelistas decidieron pasar al papiro lo que les habían contado, y quién iba a decir que los evangelios se iban a convertir en best seller, oye. No te jode.

Así que hoy rompo una lanza por Herodes, y lamento mucho no tener el poder absoluto de que gozaba él, para haberle devuelto a la chiquilla abusona de las que les hablaba antes, los mismos golpes que ella le estaba dando a su hermano pequeño. Ah, y para esto, la madre estaba ya con el rostro descompuesto, con ganas, seguramente, de abandonar a su descendencia allí mismo. Yo tenía una cara de fastidio e incredulidad que no podía con ella y otras señoras y señores miraban también a la madre con cara de reproche, y la pobre mujer que ya no hallaba en dónde esconderse. En momentos como ese, uno aprecia mucho al inventor de la píldora anticonceptiva y de los preservativos.

En fin, que es una lástima que se le hayan escapado tantos a Herodes, por cuestión de tiempo, mas que nada. Y porque hoy no sería políticamente correcto. Total, que cuando terminé de hacer mi compra, al pasar junto a la pequeña aprendiz de sicario, le di un bolsazo en la cabeza. No fue accidente, pero pareció, que era lo que a mi me interesaba.

SECCION DEPORTIVA
Hoy empieza la liguilla y a mis amadas Águilas les toca jugar contra el San Luis. Ya me están reclamando los anti-americanistas, que aseguran que el San Luis se dejará ganar para que pasen de ronda las Águilas. Pues si eso hacen, los americanistas lo agradecemos mucho. Que de algo sirva que sean nuestros hermanitos menores, oyes.

Mi amadísimo Real Madrid jugó el domingo contra el Sporting de Gijón. Hasta parecía que les debíamos algo al equipucho ese y a su afición ignorante y paleta. Más información en el artículo correspondiente.

P.D.
Espero que sepan reconocer la ironía contenida en esta columna. No quiero que me escriban para decirme que soy una desalmada, asesina de infantes.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Los herretes de diamantes

Tengo en mi poder los herretes de diamantes de Ana de Austria. Aquí donde ustedes me ven, soy una aventurera de mucho cuidado. Aventurera en el mejor sentido del término, no lo que están ustedes pensando.

Quiero decir que desde el ritual de iniciación al que fui sometida antes de ser admitida en ese pequeño y privilegiado grupo de lectores de literatura de aventuras, las he vivido de todos los colores, tamaños y sabores. Porque a la literatura, como a muchas otras cosas en la vida que valen la pena, se va con la disposición de vivir lo que uno lee, y si no es así, mejor ni ir.

Les decía que tengo en mi poder los herretes de diamantes de Ana de Austria, una reina de Francia, nada menos, porque fueron mi premio por haber acompañado a los mosqueteros durante todas sus aventuras, que empezaron precisamente con los famosos herretes. D’Artagnan, ese hombre de virtudes y defectos tan humanos, cuya existencia se antoja inverosímil a fuerza de tanta grandeza, ha sido el amor más constante de mi vida. Vamos, como que me enamoré de él a los 16 años y aquí estoy, tres décadas más tarde, y sigo en las mismas.

En ese género aprendí lo que vale la lealtad de un amigo, como tuve ocasión de comprobarlo yo misma, cuando en la gruta de Locmaría, el inmenso Porthos dijo sus últimas palabras: “es mucho peso”. Desde entonces, he vivido deseando tener tres amigas así de leales, para imitar, aunque sea en número, a los cuatro famosos mosqueteros que hicieron de la amistad su razón de ser.

Como les decía, a este tipo de lectura se entra con el alma limpia de todo prejuicio. De otro modo, no sería posible sentir piedad por hombres como Brian de Bois-Gilbert. Ese caballero templario que amaba y odiaba sin medida, y cuyas pasiones eclipsaban su capacidad de razonar. O admirar al cardenal de Richelieu, a quien a pesar de haberles hecho tanta perrería a los mosqueteros, uno no puede negarse a reconocer su inteligencia, su astucia y su valentía.

Una vez me perdí en las selvas de África, pero no me pesa, porque gracias a eso pude conocer al héroe por excelencia, al pequeño Lord Greystoke, aunque quizás ustedes lo conocerán por otro nombre, Tarzán de los Monos, cuya inteligencia superior le permitió no solo sobrevivir en un lugar que hubiera matado a cualquier otro, sino convertirse en el jefe natural de todos los animales, incluyendo a los más salvajes.

Ah, y también estuve junto a otro pequeño héroe de las selvas, esta vez en la India, en su lucha sin cuartel en contra de los perros djholes, me refiero, claro está, a Mowli, que acompañado por mi y por el fiel lobo Akela, salvó al Pueblo Libre de tamaña amenaza.

Vi a Sandokan, siempre junto a su fiel amigo, casi hermano, Yañez, llorar la muerte de su amada Mariana. Doy fe de que el Tigre de la Malasia era un hombre sensible bajo ese exterior de hombre duro. Como el Corsario Negro, a quien también el amor por una mujer consiguió arrancar algunas lágrimas. Claro que, hay de mujeres a mujeres, y no puedo olvidar a la Milady de las pesadillas de los mosqueteros. Esa mujer que hizo todo el daño que pudo solo por el placer de hacerlo, y cuyo hijo, Mordaunt, por poco se carga a mi amado Athos, en la noche aquella en que huimos de Inglaterra sin haber podido salvar la vida del rey Carlos I.

O a Catalina de Médicis, la reina de Francia, italiana de nacimiento, y quien dice italiana, dice envenenadora. Esa reina que fue capaz de asesinar a dos de sus hijos para que pudiera reinar en Francia el hijo que ella más amaba. Claro que, de nada le sirvió mancharse las manos con la sangre de sus retoños, puesto que con Enrique III, su hijo amado, se acabó la dinastía Valois y fue el hijo de la enemiga más formidable de Catalina, Enrique de Navarra, quien finalmente reinaría en la Francia.

Y permítanme que les hable de el anti-héroe más grande de todos: el Conde de Montecristo. Aquel hombre soberbio que se propuso vengarse de quienes lo habían condenado a un destino peor que la muerte, y que, cosa harto rara, lo logró cumplidamente. Ese Edmundo Dantés que me enseñó a odiar como él odiaba, pero a quien además hay que tenerle mucha compasión. Por aquello de que se había sentenciado a si mismo no volver a amar. Y qué quieren que les diga, una es mujer, y no podría dejar pasar tamaña oportunidad.

Así que ya lo saben, si en algún momento quieren ustedes iniciar su carrera de aventureras, y requieren ayuda, no duden en hablarme. Que alguna influencia tengo todavía por esos mundos de Dios, merced a las buenas amistades que hice en su tiempo. Ah, pero eso sí, a mi D’Artagnan ni tocarle, porque es mío por toda la eternidad, y a la que se atreva a disputármelo le advierto desde ahorita que conozco a muchos hombres que a una palabra mía las mandarían a dormir con los peces, como en la antigua Sicilia. Conste. El que avisa no es traidor.

SECCION DEPORTIVA
Estoy con una sobredosis de futbol. Ayer jugaron los equipos europeos y pude grabar el partido de eliminatoria de Copa del Generalísimo, digo, del Rey, de mi amado Real Madrid, que por cierto le metió cinco golazos al Murcia. La Copa del Rey es una competición cutre, pero como desde hace tres años no pasábamos a octavos de final, mi marido Mou decidió que ahora era cuando. El Farsa y todos los demás malquerientes del Madrid, se pueden ir riendo de su puta madre, si se deja, porque este año venderemos cara la derrota, no como el año pasado, que hasta el Alcorcón nos dio las del pulpo.

El Milan le ganó 3-0 al Palermo y ya es el líder del Calcio. Il Cavaliere es un tipo con mucha suerte. Miren que tener un equipo hecho de retales y aun así liderar la competencia nacional.

Mis amadas Aguilas del América se enfrentan el domingo a las gatas del Pedregal, digo, a los Pumas. Como están las cosas no me atrevo a hacer ningún pronóstico, no vaya yo a salir desplumada. El gusto que me da es que las Chivas están peor que nosotros. Los males del rival consuelan mucho, para que les digo que no, si es que si.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Hoy vamos al cine

Hace mucho que no hablamos de cine. Y como esta semana vi una película que me gustó mucho, pues hoy escribo sobre ella. Faltaba más. La película se llama The Boxer. El protagonista es Daniel Day-Lewis y la galana es Emily Watson.

En la Irlanda del siglo XX, dividida en dos por los británicos, las luchas entre católicos y protestantes dieron paso al surgimiento de organizaciones terroristas como el IRA (Irish Republican Army), que más o menos como lo hace ETA en España, en aras de reivindicar la independencia del país, ponían bombas por doquier y provocaban la muerte de cientos de inocentes.

Les costó casi todo el siglo pasado darse cuenta a los terroristas irlandeses que con esas armas no iban a doblegar nunca al ejército de doña Chabela. Desde hace siglos los ingleses han tenido a los mejores combatientes, legítimos o piratas. Y si por las buenas, obtener algo de los británicos es como disputarle un hueso a un rottweiler: a veces se consigue, pero es más normal dejarse el brazo en el intento, por las malas, ni les digo.

Con estos antecedentes, les cuento que en la película Daniel Day-Lewis es Danny Flynn, un boxeador amateur que ha estado preso 14 años, debido a que lo arrestaron por ser voluntario en el IRA. Como se negó a delatar a nadie, Danny cumplió su condena completa, aislado en la cárcel. Y cuando digo aislado quiero decir que no convivía con los otros presos pertenecientes al IRA. Gesto que desde luego no les gustó nada a los terroristas irlandeses. Y mientras él estuvo en la cárcel, el amor de su vida se casó con su mejor amigo (qué cuzcas que son algunas!, je) y la pérfida en cuestión tiene un hijo adolescente que yo, como soy muy novelera, creo que es de Danny. Y si no, pues me vale, yo se lo adjudico.

Cuando sale de la cárcel, Danny se encuentra con su viejo entrenador, Ike, y juntos deciden rehabilitar un viejo gimnasio para convertirlo en un refugio para jóvenes, sin importar si eran católicos o protestantes. Esto, como es natural, no cae muy bien entre los nacionalistas recalcitrantes que pastorean el distrito. El jefe nominal de dicho distrito es el padre de Maggie, el amor de la vida de Danny; un hombre que ya ha llegado a la conclusión de que por la vía del terrorismo no van a conseguir nunca nada de los ingleses.

Total, que la población nacionalista del distrito irlandés ese tiene unos códigos muy rígidos y los líderes mangonean a gusto en la vida de los demás. Las mujeres cuyos maridos están presos, como en el caso de Maggie, no pueden ni pensar en divorciarse ni hacer su vida con otro hombre, so pena de que los líderes nacionalistas, machistas, católicos, apostólicos y romanos, les hicieran la vida de cuadros de muchas maneras.
Además, hay un fulano que se llama Harry que es el nacionalista más odioso de todos. Quiere quitarle el poder al padre de Maggie y lograr que la posición de los miembros del IRA en el distrito se endurezca todavía más. Por supuesto, odia a Danny Flynn, y eso que éste lo salvó de ir a la cárcel. O sea, maldito y desagradecido. Todo un cromo el tipo.

Como era de esperar, Danny quiere volver a boxear y con la ayuda de Ike empieza a entrenarse. El padre de Maggie, Joe Hamill está en negociaciones de paz con los británicos y Danny y Maggie descubren que se siguen queriendo. Cosa que al hijo de Maggie le cae tan bien como una patada de mula en el estómago. Si es que en los hijos adolescentes no se puede confiar.

Total, que una noche que Danny se queda solo en el gimnasio, descubre una bolsa llena de explosivos. Indignado, arroja los explosivos al río. Harry, al saber que Danny se deshizo de ellos se pone como loco de furia y ya no piensa en otra cosa que en matar a Flynn. La ocasión se le presenta en la noche de la próxima pelea de Danny en el gimnasio del barrio. Esa noche está lleno el lugar de irlandeses protestantes y católicos, en un intento de firmar una tregua entre ambos grupos y vivir con un poco de paz. El jefe de la policía local les había regalado a los chicos pobres del gimnasio de Ike y Danny equipo deportivo, gesto que había caído muy mal entre los terroristas del IRA.

La noche de la pelea, el local está lleno de católicos y protestantes que se miran con desconfianza unos a otros. El jefe de la policía se retira en cuanto termina la pelea, sube a su auto, lo enciende y éste explota. Ante los hechos, los protestantes salen despavoridos y los católicos les cierran el paso. Se arma una batalla callejera y en la confusión, el hijo de Maggie le prende fuego al gimnasio. Ike y Danny alcanzan a salvar unas cuantas fotos y nada más.

Por supuesto, este acto terrorista que ya nos imaginamos todos que fue perpetrado por Harry y sus malandros, entorpece las ya de por sí difíciles negociaciones del ala política del IRA con la Gran Bretaña. El padre de Maggie convence a Danny de que se vaya a Inglaterra y que deje a Maggie en paz. Él lo hace, pero no muy convencido que digamos. En Inglaterra pelea una sola vez, pero se da cuenta de que en su calidad de irlandés no podrá nunca tener la vida a la que aspira en otro lugar que no sea Irlanda. Así que regresa.

Danny sabe que se expone a que el IRA lo ejecute sin más trámite, pero puede más su amor por Maggie y su hartazgo y su desilusión en cuanto a los ideales que lo llevaron a enrolarse en el IRA. Después de 14 años en prisión su visión de la lucha independentista ha cambiado y no le gusta lo que ve en sus antiguos compañeros de armas.

Harry secuestra a Danny, después de afearle su conducta a Maggie por salir con un hombre cuando ella es una mujer casada, y casada con un preso político, además. Total, que se llevan a Danny a un túnel, y están a punto de darle las de él y las del pulpo, cuando el pistolero decide que Harry ya les llenó el hígado de piedritas y mejor lo ejecuta a él.

Después, se van todos los sicarios y dejan a Danny muy golpeado, pero vivo, en el túnel, junto al cadáver de Harry. Llegan Maggie y su hijo en un auto y se llevan a Danny con ellos. Después se ve a la esposa de Harry junto al cadáver de su marido, sola.

Ya sé que el tema de la película no parece muy edificante que digamos, pero vale la pena verla porque Daniel Day-Lewis es un gran actor y su personificación de un hombre cuya vida y la perspectiva sobre ésta han cambiado después de 14 años encerrado es perfecta. El gesto de rabia cuando se da cuenta de que en Inglaterra no puede vivir, porque salva su vida, si, pero pierde su dignidad, es increíble. Daniel Day-Lewis lo bordó con ese papel y espero que le hayan dado muchos premios a su actuación.

El tema de los terroristas en sí daría para otras columnas. No niego que los futuros súbditos del Orejas han ido por allí libertando pueblos para luego sojuzgarlos ellos, pero el terror no es, ni será nunca el camino adecuado para reivindicar posiciones independentistas. O al menos, no lo es cuando en actos terroristas mueren por igual tirios y troyanos. Si van a matar, al menos deberían de matar a los enemigos declarados, y no a los pobres inocentes que pasaban por allí.

En fin, que esta película es un dramón en toda regla y harán ustedes muy bien en verla.

SECCION DEPORTIVA
Mi Real Madrid amado fue a San Siro a enfrentarse al Milan y por poco y perdemos. Este Milan sí es nuestro rival natural en las canchas, no cierto equipucho de provincia independentista que tiene 3 míseras Champions y ya se siente bordado a mano.
Mis amadas Aguilas juegan mañana contra el Atlante. Si no ganan, es porque realmente son un equipucho indigno de mi amor. De los Tuzos mejor ni hablamos.

HOY TOCA.

P.D. Se me ocurrió ver Clash of the Titans. Pérdida de tiempo total. Amo a Liam Neeson, pero no sé cómo lo convencieron de filmar semejante bodrio. Ah, también vi Robin Hood, con Russell Crow. Merece artículo aparte.