viernes, 5 de noviembre de 2010

Hoy vamos al cine

Hace mucho que no hablamos de cine. Y como esta semana vi una película que me gustó mucho, pues hoy escribo sobre ella. Faltaba más. La película se llama The Boxer. El protagonista es Daniel Day-Lewis y la galana es Emily Watson.

En la Irlanda del siglo XX, dividida en dos por los británicos, las luchas entre católicos y protestantes dieron paso al surgimiento de organizaciones terroristas como el IRA (Irish Republican Army), que más o menos como lo hace ETA en España, en aras de reivindicar la independencia del país, ponían bombas por doquier y provocaban la muerte de cientos de inocentes.

Les costó casi todo el siglo pasado darse cuenta a los terroristas irlandeses que con esas armas no iban a doblegar nunca al ejército de doña Chabela. Desde hace siglos los ingleses han tenido a los mejores combatientes, legítimos o piratas. Y si por las buenas, obtener algo de los británicos es como disputarle un hueso a un rottweiler: a veces se consigue, pero es más normal dejarse el brazo en el intento, por las malas, ni les digo.

Con estos antecedentes, les cuento que en la película Daniel Day-Lewis es Danny Flynn, un boxeador amateur que ha estado preso 14 años, debido a que lo arrestaron por ser voluntario en el IRA. Como se negó a delatar a nadie, Danny cumplió su condena completa, aislado en la cárcel. Y cuando digo aislado quiero decir que no convivía con los otros presos pertenecientes al IRA. Gesto que desde luego no les gustó nada a los terroristas irlandeses. Y mientras él estuvo en la cárcel, el amor de su vida se casó con su mejor amigo (qué cuzcas que son algunas!, je) y la pérfida en cuestión tiene un hijo adolescente que yo, como soy muy novelera, creo que es de Danny. Y si no, pues me vale, yo se lo adjudico.

Cuando sale de la cárcel, Danny se encuentra con su viejo entrenador, Ike, y juntos deciden rehabilitar un viejo gimnasio para convertirlo en un refugio para jóvenes, sin importar si eran católicos o protestantes. Esto, como es natural, no cae muy bien entre los nacionalistas recalcitrantes que pastorean el distrito. El jefe nominal de dicho distrito es el padre de Maggie, el amor de la vida de Danny; un hombre que ya ha llegado a la conclusión de que por la vía del terrorismo no van a conseguir nunca nada de los ingleses.

Total, que la población nacionalista del distrito irlandés ese tiene unos códigos muy rígidos y los líderes mangonean a gusto en la vida de los demás. Las mujeres cuyos maridos están presos, como en el caso de Maggie, no pueden ni pensar en divorciarse ni hacer su vida con otro hombre, so pena de que los líderes nacionalistas, machistas, católicos, apostólicos y romanos, les hicieran la vida de cuadros de muchas maneras.
Además, hay un fulano que se llama Harry que es el nacionalista más odioso de todos. Quiere quitarle el poder al padre de Maggie y lograr que la posición de los miembros del IRA en el distrito se endurezca todavía más. Por supuesto, odia a Danny Flynn, y eso que éste lo salvó de ir a la cárcel. O sea, maldito y desagradecido. Todo un cromo el tipo.

Como era de esperar, Danny quiere volver a boxear y con la ayuda de Ike empieza a entrenarse. El padre de Maggie, Joe Hamill está en negociaciones de paz con los británicos y Danny y Maggie descubren que se siguen queriendo. Cosa que al hijo de Maggie le cae tan bien como una patada de mula en el estómago. Si es que en los hijos adolescentes no se puede confiar.

Total, que una noche que Danny se queda solo en el gimnasio, descubre una bolsa llena de explosivos. Indignado, arroja los explosivos al río. Harry, al saber que Danny se deshizo de ellos se pone como loco de furia y ya no piensa en otra cosa que en matar a Flynn. La ocasión se le presenta en la noche de la próxima pelea de Danny en el gimnasio del barrio. Esa noche está lleno el lugar de irlandeses protestantes y católicos, en un intento de firmar una tregua entre ambos grupos y vivir con un poco de paz. El jefe de la policía local les había regalado a los chicos pobres del gimnasio de Ike y Danny equipo deportivo, gesto que había caído muy mal entre los terroristas del IRA.

La noche de la pelea, el local está lleno de católicos y protestantes que se miran con desconfianza unos a otros. El jefe de la policía se retira en cuanto termina la pelea, sube a su auto, lo enciende y éste explota. Ante los hechos, los protestantes salen despavoridos y los católicos les cierran el paso. Se arma una batalla callejera y en la confusión, el hijo de Maggie le prende fuego al gimnasio. Ike y Danny alcanzan a salvar unas cuantas fotos y nada más.

Por supuesto, este acto terrorista que ya nos imaginamos todos que fue perpetrado por Harry y sus malandros, entorpece las ya de por sí difíciles negociaciones del ala política del IRA con la Gran Bretaña. El padre de Maggie convence a Danny de que se vaya a Inglaterra y que deje a Maggie en paz. Él lo hace, pero no muy convencido que digamos. En Inglaterra pelea una sola vez, pero se da cuenta de que en su calidad de irlandés no podrá nunca tener la vida a la que aspira en otro lugar que no sea Irlanda. Así que regresa.

Danny sabe que se expone a que el IRA lo ejecute sin más trámite, pero puede más su amor por Maggie y su hartazgo y su desilusión en cuanto a los ideales que lo llevaron a enrolarse en el IRA. Después de 14 años en prisión su visión de la lucha independentista ha cambiado y no le gusta lo que ve en sus antiguos compañeros de armas.

Harry secuestra a Danny, después de afearle su conducta a Maggie por salir con un hombre cuando ella es una mujer casada, y casada con un preso político, además. Total, que se llevan a Danny a un túnel, y están a punto de darle las de él y las del pulpo, cuando el pistolero decide que Harry ya les llenó el hígado de piedritas y mejor lo ejecuta a él.

Después, se van todos los sicarios y dejan a Danny muy golpeado, pero vivo, en el túnel, junto al cadáver de Harry. Llegan Maggie y su hijo en un auto y se llevan a Danny con ellos. Después se ve a la esposa de Harry junto al cadáver de su marido, sola.

Ya sé que el tema de la película no parece muy edificante que digamos, pero vale la pena verla porque Daniel Day-Lewis es un gran actor y su personificación de un hombre cuya vida y la perspectiva sobre ésta han cambiado después de 14 años encerrado es perfecta. El gesto de rabia cuando se da cuenta de que en Inglaterra no puede vivir, porque salva su vida, si, pero pierde su dignidad, es increíble. Daniel Day-Lewis lo bordó con ese papel y espero que le hayan dado muchos premios a su actuación.

El tema de los terroristas en sí daría para otras columnas. No niego que los futuros súbditos del Orejas han ido por allí libertando pueblos para luego sojuzgarlos ellos, pero el terror no es, ni será nunca el camino adecuado para reivindicar posiciones independentistas. O al menos, no lo es cuando en actos terroristas mueren por igual tirios y troyanos. Si van a matar, al menos deberían de matar a los enemigos declarados, y no a los pobres inocentes que pasaban por allí.

En fin, que esta película es un dramón en toda regla y harán ustedes muy bien en verla.

SECCION DEPORTIVA
Mi Real Madrid amado fue a San Siro a enfrentarse al Milan y por poco y perdemos. Este Milan sí es nuestro rival natural en las canchas, no cierto equipucho de provincia independentista que tiene 3 míseras Champions y ya se siente bordado a mano.
Mis amadas Aguilas juegan mañana contra el Atlante. Si no ganan, es porque realmente son un equipucho indigno de mi amor. De los Tuzos mejor ni hablamos.

HOY TOCA.

P.D. Se me ocurrió ver Clash of the Titans. Pérdida de tiempo total. Amo a Liam Neeson, pero no sé cómo lo convencieron de filmar semejante bodrio. Ah, también vi Robin Hood, con Russell Crow. Merece artículo aparte.

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